El descubrimiento de los restos de Ricardo III


Entrada extraída del libro Los Plantagenet

Hace unos meses fue enterrado en Leicester el cadáver del rey inglés Ricardo III. Puede sorprender que los restos de un rey fallecido en 1485 sean enterrados en 2015. Esta es la historia.
En 2012, un grupo de investigadores de la Universidad de Leicester dirigido por Richard Buckley sorprendió al mundo con una noticia: habían localizado en un aparcamiento de la ciudad los restos del rey Ricardo III. Ricardo fue el último rey de la dinastía Plantagenet y falleció en la batalla de Bosworth en 1485. Ricardo III había subido al trono en 1483 , después de la muerte de su hermano Eduardo IV, tras hacer que el Parlamento declarase ilegítimos a sus hijos. En Bosworth fue derrotado por el ejército de Enrique Tudor. Como reza un cartel en la exposición en el lugar donde se desarrolló la batalla de Bosworth, esa fue la última carga de los Plantagenet; la dinastía que había reinado en Inglaterra durante más de trescientos años y a la que pertenecieron reyes tan famosos como Ricardo Corazón de León, Juan Sin Tierra y Eduardo I Longshanks, pasó a la historia. Y empezó la época de la no menos formidable dinastía de los Tudor.
Ricardo III es uno de los reyes que más controversia ha provocado en la historia de Inglaterra.Vilipendiado durante cientos de años por la propaganda de los Tudor (William Shakespeare y Tomás Moro entre otros), en los últimos años se han extendido los movimientos que reivindican su figura. El episodio que más polémica levanta todavía hoy sobre Ricardo III es el de la muerte de sus sobrinos, los príncipes de la Torre..
Pero el motivo de la entrada de hoy no es hablar del reinado de Ricardo III, sino de la historia de cómo fueron encontrados sus restos quinientos años después de su muerte en Bosworth y de las investigaciones que llevaron a identificar el esqueleto como el del famoso rey inglés.
De entrada, aunque pueda sorprender el hecho de que sus restos fueran descubiertos en un aparcamiento de Leicester, hay que aclarar que esta circunstancia no es tan sorprendente ni se produjo por casualidad. El aparcamiento en cuestión se encontraba enfrente de la catedral de Leicester y en los terrenos que ocupaba en tiempos de Ricardo III un convento de franciscanos al que según diversas crónicas se había trasladado el cadáver del rey tras su muerte en Bosworth, aunque otras fuentes afirmaban que su cadáver fue arrojado al río tras su muerte.
Lo que sí es un detalle irónico es que los restos de Ricardo III aparecieran justo debajo de una plaza del aparcamiento que estaba rotulada con la letra R.

Una piedra marca el lugar donde falleció Ricardo III en Bosworth (foto: archivo del autor)
Una piedra marca el lugar donde falleció Ricardo III en Bosworth (foto: archivo del autor)

El problema con la localización de los restos de Ricardo III no era tanto determinar el emplazamiento de los mismos como acometer una tarea seria para llevarlo a cabo. Y en ello jugó un papel esencial Philippa Langley, que fue quien consiguió convencer a la universidad de Leicester de realizar las excavaciones necesarias para localizar sus restos. Acometió una campaña de financiación entre los miembros de las sociedades de Ricardo III en todo el mundo y consiguió las 10.000 libras que el proyecto requería… en menos de dos semanas.
Como decía, los investigadores de la universidad de Leicester cotejaron las informaciones que afirmaban que Ricardo fue trasladado al convento de los franciscanos con planos antiguos de la ciudad para determinar la ubicación de ese desaparecido convento y excavaron en el aparcamiento. Las imágenes de la emoción del equipo al descubrir los restos de un hombre enterrados bajo la plaza marcada con la letra R son dignas de ver.
Las primeras impresiones de los investigadores apuntaban claramente a que el esqueleto pertenecía a Ricardo III; Shakespeare y otras fuentes históricas apuntaban que el rey era jorobado. Y el cadáver encontrado tenía una deformación de la columna vertebral que cuadraba con esa descripción.
Evidentemente, este dato no bastaba para afirmar que los restos eran los de Ricardo III. Una primera prueba era determinar la antigüedad del esqueleto. El equipo que lideraba Richard Barkley estableció la fecha de su muerte entre 1450 y 1540. El primer obstáculo estaba superado.
A partir de ahí la universidad de Leicester acometió la ardua tarea de rastrear los antecedentes familiares del monarca (que murió sin descendencia) para tratar de realizar un análisis de ADNque confirmara su hipótesis. Tras meses de labor, localizaron a un hombre, un noruego llamado Michael Ibsen, que era descendiente del padre de Ricardo III. Tras la sorpresa inicial por el hecho de ser un Plantagenet, Ibsen accedió a someterse a una prueba de ADN, que determinó tal grado de coincidencia con el ADN de los restos del aparcamiento de Leicester que ha llevado al equipo de la Universidad a certificar que ese esqueleto encontrado tras la plaza marcada con la letra R, es el de Ricardo III.
Otros dos equipos habían estado trabajando simultáneamente. El primero, liderado por la profesora Caroline Wilkinson, realizó una reconstrucción facial de Ricardo III a partir de sus restos. El segundo, dirigido por Jo Appleby y Bob Woosnam-Savage establecía las causas de su muerte y, sobre todo, si pudieron ser causadas por armas que existían en el siglo XV. Su conclusión fue positiva. Tuve la ocasión de asistir a una interesante conferencia de Bob Woosnam sobre el tema en la celebración del aniversario de la batalla de Bosworth.
Tras una larga batalla judicial entre la universidad de Leicester y un grupo de supuestos descendientes de Ricardo que pretendían enterrarlo en York, los tribunales dieron la razón a la universidad y los restos de Ricardo III serán enterrados en la catedral de Leicester en marzo del año que viene. Es una opinión muy personal, pero yo creo que hubiese sido más propio enterrar al último Plantagenet en York.
Hace unos meses, en una librería de Winchester, encontré un libro en el que se hablaba del descubrimiento en esa ciudad de los restos de otro famoso rey inglés, Alfredo el Grande. Hablaremos de ello …. pero esa es otra historia.
Vía| DVD: Richard III, the King in the park & The Unseen Story

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