Podría decirse que convertirse en esposa del rey inglés Enrique VIII era una profesión de riesgo destinada a un triste y trágico final; quien no era repudiada (Catalina de Aragón, Anne de Cleves) o decapitada (Ana Bolena, Katherine Howard), perecía al dar a luz a un heredero ( Jane Seymour).
Sin embargo Catherine Parr, sexta y última esposa del famoso monarca Tudor, constituye un caso especial dentro del grupo de mujeres del rey ; no sólo porque sobrevivió a este y se convirtió en su viuda, sino porque su triste historia no se corresponde únicamente con su matrimonio con el rey, sino también con el período anterior y posterior al mismo.
Nacida en 1512, Catherine se casó en primeras nupcias con Edward Borough en 1529, del que se decía que padecía una seria enfermedad mental; con sólo dieciséis años Catherine fue alejada de su familia y enviada al lejano e inhóspito norte del país, aunque el matrimonio sólo duró tres años hasta que en 1532 Edward fallecía.
La joven viuda volvió a casar, esta vez con John Neville, conocido como Lord Latimer, un hombre considerablemente mayor que ella y que ya había enviudado dos veces. La pareja se instaló en Yorkshire donde les sorprendió el levantamiento católico contra el cisma anglicano conocido como The Pilgrimage of Grace, ya tratado en este blog (ver enlace). Tanto Catherine como su esposo y los hijos de éste fueron detenidos como rehenes por los sublevados. Aunque finalmente fueron liberados y la rebelión quedó en nada, Catherine se hartó del levantisco norte del país y el matrimonio se instaló en Londres, donde se relacionaron con el círculo de amistades de Latimer; entre estos se encontraba el que sería el gran amor de la vida de Catherine, Thomas Seymour.
Thomas era el hermano de Jane Seymour, tercera esposa de Enrique VIII y la única que le dio un hijo varón, Eduardo. Se trataba de un joven atractivo y hábil combatiente, es decir todo lo contrario que el esposo de Catherine que no sólo era un anciano a sus ojos, sino que había sido incapaz de protegerla de los rebeldes de Yorkshire. Así las cosas no era extraño que la joven esposa se enamorase del atractivo Seymour. Hasta qué punto llevaron su romance estando ella casada no está del todo claro, pero sí existen evidencias de que ya por entonces mantenían correspondencia.
Sin embargo en su historia de amor se iba a cruzar ni más ni menos que Enrique VIII. Cuando en 1543 Lord Latimer falleció y Catherine enviudó por segunda vez, ella se encontraba como dama de compañía de la hija del rey, María Tudor. Allí, los ávidos ojos del ya maduro monarca se fijaron en la joven Parr y en cuestión de meses se convirtió en la sexta esposa de Enrique VIII, ganándose así un puesto en la historia que de otra forma no hubiera alcanzado. Herido en su orgullo, Thomas Seymour abandonó la corte y la historia de amor de la pareja parecía haber llegado a su fin.
La vida de Catherine como reina no fue fácil, al ser objeto de todo tipo de habladurías tanto sobre su relación con Seymour como sobre sus creencias religiosas apartadas de la disciplina anglicana; no obstante, antes de que se pudiera tomar ninguna medida contra ella Enrique VIII falleció el 28 de enero de 1547, Thomas Seymour retornó a Londres y él y Catherine retomaron su historia de amor, no sin gran riesgo en el caso de que Catherine quedara encinta.
La pareja se encontraba en una situación difícil, pero no les faltaban aliados; el nuevo rey Eduardo VI era sobrino de Thomas Seymour y Catherine era la madrastra tanto de éste como de sus dos hermanas las futuras reinas María Tudor e Isabel I, con las que le unía una muy buena relación. Cuando su aventura empezó a ser vox populi Seymour urgió a Catherine que pidiera permiso al nuevo rey para poder casarse. No obstante, cuando el matrimonio se consumó el escándalo fue mayúsculo y fue aprovechado por los numerosos enemigos que el arrogante Thomas se había hecho en la corte (su ambición era sustituir a su hermano el duque de Somerset como cabeza del Consejo real); además, entre los poderosos del reino existían muchos recelos sobre el papel que la pareja Seymour-Parr estaba desarrollando como encargados de la educación de la hermana del rey, la futura Isabel I (también se rumoreó que ella y Thomas mantuvieron un romance, aunque no existen pruebas al respecto).
A pesar de estos problemas, por fin y después de enviudar tres veces parecía que la felicidad había llegado para Catherine al poder convivir como marido y mujer con el amor de su vida y más aún cuando quedó embarazada a finales de 1547. Sin embargo el 5 de septiembre de 1548, Catherine falleció después de dar a luz a la hija que había tenido con Seymour. El dolor por la pérdida de su esposa hizo que Thomas se volviese cada vez más atrevido en el intento de conseguir sus ambiciones políticas, lo que hizo que fuese acusado de traición y decapitado seis meses después, todo ello a instancias de su hermano Somerset.
Como colofón de esta triste historia, la hija huérfana de Thomas y Catherine, Mary Seymour enfermó y murió antes de cumplir los dos años.
Imagen| Sepulcro de Catherine Parr en Sudeley Castle. Archivo del autor.
Muy triste,seguro que todos los matrimonios fueron convenientes para alguien…
Yo felicito a quien púbica estas breves historias…..me parecen muy interesantes ; en genera hablan de todo lo que es del dominio público, sin mucho detalle …..pues quién puede hacerlo?….sin temor a equivocarse?….Pienso que ni los mismos protagonistas reales; pues cada uno veía sólo una parte de los verdaderos acontecimientos.
Por su honestidad y declarar que no es historiador acreditado. …felicidades!
Excelente recopilación de información, nos ayuda muchísimo sin dudas.
Me quedé con ganas de más! Aunque es fascinante conocer éstas historias, es cruel a su vez saber q alguien las padeció de verdad.
Todo la historia relacionada con Enrique VIII es fascinante y cuando se tiene la oportunidad de encontrar un texto como éste es un deleite, gracias por comparir.