Supongo que muchos hemos visto las películas de Sissi, la emperatriz austrohúngara casada con el emperador Francisco José, protagonizadas por la guapa Romy Schneider.
En realidad, la vida de Sissi distó mucho de ser tan feliz e idílica como la pintan las películas. Su único hijo varón, Rudolph, tuvo una azarosa vida que amargó la existencia a sus padres y que terminó dramáticamente en el palacio de Mayerling, en una muerte junto su amante Maria Vetsera cuyas causas todavía hoy no han sido aclaradas.
El imperio austrohúngaro era una amalgama de nacionalidades que incluía a los actuales estados de Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Servia (no, no es un error, en español Servia siempre se escribió con v, hasta que en la guerra de las ex-repúblicas yugoslavas de los años 90 y como influencia anglosajona se empezó a escribir con b) o Croacia.
Uno de los principales problemas con que se encontraba este plurinacional imperio era el deseo de autonomía, e incluso de secesión, de algunas de sus nacionalidades, especialmente los servios y los húngaros, violentamente reprimidas por Francisco José y sus poderosos servicios secretos.
Para gran decepción del emperador, desde muy joven su hijo Rudolph se mostró muy receptivo a las pretensiones nacionalistas de los húngaros, lo que ocasionó más de un choque entre padre e hijo, así como con los servicios secretos y policiales del imperio.
La personalidad de Rudolph era compleja, con serios problemas psicológicos que se suponían heredados de sus antepasados de la dinastía de Baviera (algún día escribiremos sobre esto).
Con gran fama de mujeriego, casó Rudolph con Estefanía de Lieja, hija del rey de Bélgica Leopoldo II (un auténtico genocida de la población del Congo belga, aunque esa es otra historia). Nunca tuvo buena relación con su esposa, sobre todo porque Rudoplh siguió con su activa y variada vida sexual. Parece que incluso contagió una enfermedad venérea a su mujer.
Su principal amante era la baronesa María Vetsera. El 30 de enero de 1889, ambos aparecieron muertos en el palacio de caza de Mayerling, aparentemente en un suicidio acordado por los dos como una especie de ritual de amor.
Sin embargo, la oscura intervención de los servicios secretos austríacos limpiando el escenario del crimen, las diferencias políticas con su padre sobre la autonomía de los húngaros, su presunta participación con potencias extranjeras (Francia) en un supuesto complot para derrocar a su padre y diversas heridas en el cuerpo de ambos “suicidas”, alentaron desde el principio la hipótesis de un asesinato político.
Para saber más sobre el tema no recomiendo las películas sobre Sissi mencionadas al inicio, sino el libro de María Bastitz “Jaque al Emperador. El secreto de Mayerling” o incluso la película de 1968 “Mayerling” con Omar Shariif, Catherine Deneuve y Ava Gardner. También el personaje de Rufus Sewell en la película “El ilusionista” está vagamente basado en Rudoplh.
Una última reflexión. Si Rudolph hubiera vivido para heredar a su padre, el archiduque Franz Ferdinand nunca hubiera sido heredero del impero, probablemente no hubiera viajado a Sarajevo en 1914 y no hubiera sido asesinado por el terrorista de Mano Negra, Gavrilo Princip. Probablemente la Primera Guerra Mundial habría estallado igualmente, pero habría que haber buscado otra excusa.
Imagen| Rodolfo de Habsburgo
La guerra era inevitable, un choque de trenes entre potencias que ambiciaban el control del mundo. La chispa que hubiese prendido el conflicto habría surgido igualmente, en todo caso no habría habido otro “Sarajevo”. Y sobre la muerte de Rodolfo y su amante, pues eso… “los suicidaron” los servicios secretos.
Un saludo.
Habrá muchos que consideran que “respetar la voluntad de un muerto” será siempre lo correcto, pero este caso, es decir la prohibición de Francisco José de Austria, son una clara excepción, en ese respecto, hasta es posible que fuera el propio Francisco José ordenara el asesinato de su hijo; un aspecto interesante de esta cuestión es que este emperador, habría deseado, como tantos reyes, que su hijo Rodolfo estuviera en la posibilidad de engendrar un hijo varón, para asegurar la sucesión del trono, incluso la enfermedad venérea que padecía ( al parecer sífilis), era una posibilidad de que pudiera sanar de ella, algo que quizá ha de haber pensado que era imposible, lo que posiblemente, influyó para que planeara esta conspiración y asesinato.
Otro aspecto interesante, pero con bases hipotèticas, era que Francisco Josè, con la muerte de su hijo y posteriormente de su sobrino Francisco Fernando, desesperado, incluso buscara contactarse con su hermano menor Maximiliano, para que lo sucediera, bajo el supuesto de que el ex-emperador mexicano realmente no haya sido ejecutado en Mèxico, sino que haya sobrevivido con el nombre de Justo Armas, pero dicha hipòtesis no ha sido confirmada, pero aunque haya sido cierta, Maximiliano ( si realmente lo fuera) rechazò el ofrecimiento que le hicieron los emisarios enviados por su hermano; algo que hizo prácticamente inevitable la desaparición de la monarquía austríaca y del Imperio Austro-Húngaro.
Bien puede ser digna de elogio la sensatez mostrada, no por Francisco José de Austria, cuya mentalidad reaccionaria y retrógrada en grado extremo es bien conocida, sino de su sobrino y sucesor Carlos I, para abdicar del trono austríaco, y la desaparición de la monarquía, siendo sustituida por la actual República de Austria, aunque una severa prueba de la joven república, fue la invasión y anexión hechas por la Alemania Nazi, antes de la 2da. Guerra Mundial, pero eso es ya otra historia.